Este domingo, 14 de abril de 2019, la prensa daba a conocer, después de una nota facilitada por la Xunta de Galicia, la aparición de un “valioso manuscrito medieval” -se trata de un bifolio y una hoja suelta- en el Archivo Histórico Provincial de Ourense. La identificación de dicho manuscrito ha sido posible gracias al buen hacer del filólogo gallego Ricardo Pichel, quien publicó el hallazgo hace unos días en la red: https://textorblog.wordpress.com/2019/04/08/la-tradicion-vernacula-de-la-obra-de-bernardo-de-brihuega-noticia-de-un-nuevo-hallazgo/ Se trata del testimonio más antiguo en lengua castellana de las Vidas y pasiones de los apóstoles, de finales del siglo XIII o comienzos del XIV.
Sin duda, los medievalistas de Ourense, de Galicia y de la antigua Corona de Castilla -entre la comunidad de medievalistas universal- estamos de enhorabuena y celebración. Cada nuevo testimonio recuperado es un tesoro. Pero, en este caso, me congratula especialmente el hallazgo al haber sido partícipe de los primeros pasos del mismo. Y por ello, quiero compartir mi alegría narrando esos días de marzo en los que pude confirmar que solo a través de la curiosidad y la colaboración es posible seguir avanzando. Porque si se busca, es posible encontrar pequeñas grandes joyas como ésta.
Lo que me gustaría reivindicar es que cualquier investigador -sea del ámbito que sea- debe hacerse preguntas, debe hacérselas a los demás... incluso a riesgo de parecer o ser pesado. Además, en el caso del medievalista, el archivo no debe asustar, sino que debe convertirse en nuestro aliado, en un lugar de trabajo y de esperanza para la investigación. También creo necesario advertir que la vocación y el ansia de saber son dos de los pilares fundamentales para cualquier investigador. Solo así se puede trascender el objeto de estudio personal y estar atento a cualquier cosa que nos pueda llamar la atención y que, al fin y a la postre, no deja de ser conocimiento susceptible de ser recuperado, bien por nosotros, bien por nuestros colegas. Limitar nuestra mirada a un único objeto de interés puede distorsionar la imagen que tenemos del mismo, a la vez que nos puede convertir en “burros sabios”, pero "burros" al fin y al cabo.
A comienzos del mes de marzo, en el marco de mi amistad y colaboración con mi colega Marina Garzón Fernández, actualmente becaria -como yo- del Centro Ramón Piñeiro para a Investigación en Humanidades (Xunta de Galicia), decidí enviar un correo electrónico a la medievalista y técnico del Archivo Histórico Provincial de Ourense, María Ascensión Enjo Babío. Aunque en mi quehacer investigador diario son las mujeres medievales gallegas las que ocupan mi tiempo de cara a presentar mi tesis doctoral y, en mi jornada laboral, es el Corpus Documentale Latinum Gallaeciae (http://corpus.cirp.es/codolga/ ) el objeto de mi atención, siempre me gusta estar al tanto de lo que hacen mis colegas, más cuando nos une la amistad. Por ello, es habitual que en mi día a día me interese por lo que hace Marina Garzón Fernández, becaria del proyecto Prosa Literaria Galega Medieval (https://www.cirp.es/w3/proxectos/proxecto-prosa-literaria-galega-medieval.html), dirigido por Esther Corral Díaz. Desde que estudiaba la carrera de Historia, la literatura medieval siempre me ha despertado el máximo interés -¿no es parte de nuestra historia cultural, al igual que la historia del arte?-. Por ello, además de cursar en aquellos años alguna asignatura de la vieja Licenciatura de Románicas, me gusta estar pendiente de lo que se va descubriendo y analizando sobre la literatura medieval gallega hasta el día de hoy.
Hablando de un fragmento de la Sexta Partida de Alfonso X, que al parecer estaba en el Archivo Histórico Provincial de Ourense pero que hoy se encuentra desaparecido y que iba a ser publicado en un tercer volumen -nunca editado- de A vida e a fala dos devanceiros de Ferro Couselo, le comenté a Marina lo oportuno de hacer una consulta directa sobre el tema a María Ascensión Enjo Babío, experta conocedora de la documentación medieval y de los archivos aurienses, habiendo presentado no hace mucho su Colección documetnal del Archivo de la Catedral de Ourense (s. XIV). Estudio introductorio y transcripción (CSIC, 2018). Propuse esta idea después de que, tras numerosas consultas en el magnífico portal Galiciana (http://arquivo.galiciana.gal/arpadweb/gl/inicio/inicio.do) a raíz de mis investigaciones, sabía de la existencia de una colección en el AHPOu titulada “Restos de códices”. ¿No era un buen sitio en el que buscar? Parece evidente. Por supuesto, la respuesta del 13 de marzo de Enjo Babío fue "negativa". Otros habían preguntado, pero el fragmento no aparecía y sigue sin aparecer. Muchas veces las visitas al archivo o las respuestas a este tipo de preguntas son simplemente así, negativas. Sin embargo, había algo en la respuesta que me llamó la atención: «en la carpeta 3 -la única descrita- hay una serie de hojas de pergaminos manuscritos entre los que figuran 3 hojas que fueron identificadas por Antonio Odriozola como "Grande e General Estoria de Alfonso X, siglo XIV: 3 hojas". En esa carpeta también hay otras hojas sueltas que se corresponden con: tratados de derecho, libro de los números, libro del apocalipsis, libro de los reyes, ...)». Ante estas palabras pensé: aquí hay algo. Y, sinceramente, no recuerdo que ningún estudioso de la literatura medieval gallega se refiera al tema. No me suena. Y eso que, al parecer, no han sido pocos los que ya han preguntado por el dichoso fragmento de las Partidas… Si es que era necesario tirar del hilo...
Inmediatamente contacté con Ricardo Pichel, magnífico investigador sobre nuestra literatura medieval. Sin duda, él tendría que saber algo sobre el tema. Es una pena que Ricardo Pichel no ejerza su docencia e investigación en el Sistema Universitario de Galicia. Sin embargo, las nuevas tecnologías permiten que la comunidad científica esté permanentemente en contacto.
Tras varios Whatsapps donde la ansiedad, la ilusión y, sobre todo, la curiosidad por ver que era eso que estaba así catalogado -aunque erróneamente, como también erróneamente estaba en BITAGAP-, decidimos vernos al día siguiente en el Archivo Histórico Provincial de Ourense. Él viajaría desde Madrid -aún son lentas las comunicaciones en tren- y yo desde Santiago. En este sentido, agradezco que, a última hora de ese miércoles, el director de mi proyecto, el Dr. José Manuel Díaz de Bustamante, no dudase en darme autorización para visitar el archivo auriense.
Y allí fuimos el jueves 14 de marzo. Fue una jornada maratoniana en la que, no sin alguna anécdota, se nos atendió estupendamente. El tren -este sí rápido- me llevó de Santiago a Ourense a las 8.30, marcando el inicio de una mañana retransmitida vía grupo de Whatsapp -llamado “Cazapergameos”- entre Marina, Ricardo y yo. Fui directo al Archivo, y allí pude contemplar e iniciar el fotografiado del bifolio y la hoja suelta. Mientras no venía Ricardo, aproveché para revisar y fotografiar el resto de la carpeta. Tras su llegada y un primer café, comenzó una jornada que, aunque no deparó más descubrimientos extraordinarios, sirvió para revisar todos los fragmentos de códices y las cubiertas de todos los legajos de Santa Clara de Allariz -entre esas hojas algún pergamino foral apareció, pero ninguna gran sorpresa-. Fue un grato día de archivo en el que saqué más de 2000 fotografías con una tableta electrónica que, al final del día, ya casi no tenía batería. Y, ¡error/horror!, no había metido el cargador. ¡Tengan en cuenta estos detalles! De todos modos, resistió lo suficiente para tener a día de hoy un arsenal de fotografías generales y de detalle. Ya a eso de las 19:30, mientras Ricardo procedía al inicio de la transcripción de los fragmentos con el manuscrito delante, culminé mi visita al archivo consultando el Catastro de Ensenada relativo a mi lugar de origen, San Xoán de Río. Y es que, como digo, la curiosidad no debe limitarnos y es bueno mirar hacia horizontes lejanos aunque ello suponga no obtener rentabilidades inmediatas. Ciertamente, tal vez la única rentabilidad que deberíamos esperar los investigadores es la del conocimiento general transmitido a la sociedad y generaciones futuras... Pero ello es otro tema.
Hoy, gracias al trabajo de Ricardo Pichel iniciado aquellos días, sabemos que esos fragmentos, mal catalogados inicialmente, son testimonios medievales de gran interés que permiten ver la fortaleza de unos ya conocidos vínculos entre Santa Clara de Allariz -en el bifolio se lee a lápiz que sirvió de "Cubierta de un libro de Apeos de los bienes de Sta. Clara de Allariz"- y la monarquía que promovió su fundación. Lo que está claro es que, aunque el fragmento de la Sexta Partida por el que pregunté inicialmente no se ha encontrado -tal vez debería revisarse el material que pudo haber quedado de Ferro Couselo o algún otro lugar del propio AHPOu-, la curiosidad y la necesidad de tirar de los hilos que surgen cuando trabajamos con otras cosas son un magnífico motor para la recuperación de nuestro patrimonio histórico y cultural.
Sigamos indagando, sigamos celebrando lo hallado; pero sin curiosidad, es difícil que la investigación pueda seguir enriqueciendo nuestra sociedad.
Sin duda, los medievalistas de Ourense, de Galicia y de la antigua Corona de Castilla -entre la comunidad de medievalistas universal- estamos de enhorabuena y celebración. Cada nuevo testimonio recuperado es un tesoro. Pero, en este caso, me congratula especialmente el hallazgo al haber sido partícipe de los primeros pasos del mismo. Y por ello, quiero compartir mi alegría narrando esos días de marzo en los que pude confirmar que solo a través de la curiosidad y la colaboración es posible seguir avanzando. Porque si se busca, es posible encontrar pequeñas grandes joyas como ésta.
Lo que me gustaría reivindicar es que cualquier investigador -sea del ámbito que sea- debe hacerse preguntas, debe hacérselas a los demás... incluso a riesgo de parecer o ser pesado. Además, en el caso del medievalista, el archivo no debe asustar, sino que debe convertirse en nuestro aliado, en un lugar de trabajo y de esperanza para la investigación. También creo necesario advertir que la vocación y el ansia de saber son dos de los pilares fundamentales para cualquier investigador. Solo así se puede trascender el objeto de estudio personal y estar atento a cualquier cosa que nos pueda llamar la atención y que, al fin y a la postre, no deja de ser conocimiento susceptible de ser recuperado, bien por nosotros, bien por nuestros colegas. Limitar nuestra mirada a un único objeto de interés puede distorsionar la imagen que tenemos del mismo, a la vez que nos puede convertir en “burros sabios”, pero "burros" al fin y al cabo.
A comienzos del mes de marzo, en el marco de mi amistad y colaboración con mi colega Marina Garzón Fernández, actualmente becaria -como yo- del Centro Ramón Piñeiro para a Investigación en Humanidades (Xunta de Galicia), decidí enviar un correo electrónico a la medievalista y técnico del Archivo Histórico Provincial de Ourense, María Ascensión Enjo Babío. Aunque en mi quehacer investigador diario son las mujeres medievales gallegas las que ocupan mi tiempo de cara a presentar mi tesis doctoral y, en mi jornada laboral, es el Corpus Documentale Latinum Gallaeciae (http://corpus.cirp.es/codolga/ ) el objeto de mi atención, siempre me gusta estar al tanto de lo que hacen mis colegas, más cuando nos une la amistad. Por ello, es habitual que en mi día a día me interese por lo que hace Marina Garzón Fernández, becaria del proyecto Prosa Literaria Galega Medieval (https://www.cirp.es/w3/proxectos/proxecto-prosa-literaria-galega-medieval.html), dirigido por Esther Corral Díaz. Desde que estudiaba la carrera de Historia, la literatura medieval siempre me ha despertado el máximo interés -¿no es parte de nuestra historia cultural, al igual que la historia del arte?-. Por ello, además de cursar en aquellos años alguna asignatura de la vieja Licenciatura de Románicas, me gusta estar pendiente de lo que se va descubriendo y analizando sobre la literatura medieval gallega hasta el día de hoy.
Hablando de un fragmento de la Sexta Partida de Alfonso X, que al parecer estaba en el Archivo Histórico Provincial de Ourense pero que hoy se encuentra desaparecido y que iba a ser publicado en un tercer volumen -nunca editado- de A vida e a fala dos devanceiros de Ferro Couselo, le comenté a Marina lo oportuno de hacer una consulta directa sobre el tema a María Ascensión Enjo Babío, experta conocedora de la documentación medieval y de los archivos aurienses, habiendo presentado no hace mucho su Colección documetnal del Archivo de la Catedral de Ourense (s. XIV). Estudio introductorio y transcripción (CSIC, 2018). Propuse esta idea después de que, tras numerosas consultas en el magnífico portal Galiciana (http://arquivo.galiciana.gal/arpadweb/gl/inicio/inicio.do) a raíz de mis investigaciones, sabía de la existencia de una colección en el AHPOu titulada “Restos de códices”. ¿No era un buen sitio en el que buscar? Parece evidente. Por supuesto, la respuesta del 13 de marzo de Enjo Babío fue "negativa". Otros habían preguntado, pero el fragmento no aparecía y sigue sin aparecer. Muchas veces las visitas al archivo o las respuestas a este tipo de preguntas son simplemente así, negativas. Sin embargo, había algo en la respuesta que me llamó la atención: «en la carpeta 3 -la única descrita- hay una serie de hojas de pergaminos manuscritos entre los que figuran 3 hojas que fueron identificadas por Antonio Odriozola como "Grande e General Estoria de Alfonso X, siglo XIV: 3 hojas". En esa carpeta también hay otras hojas sueltas que se corresponden con: tratados de derecho, libro de los números, libro del apocalipsis, libro de los reyes, ...)». Ante estas palabras pensé: aquí hay algo. Y, sinceramente, no recuerdo que ningún estudioso de la literatura medieval gallega se refiera al tema. No me suena. Y eso que, al parecer, no han sido pocos los que ya han preguntado por el dichoso fragmento de las Partidas… Si es que era necesario tirar del hilo...
Inmediatamente contacté con Ricardo Pichel, magnífico investigador sobre nuestra literatura medieval. Sin duda, él tendría que saber algo sobre el tema. Es una pena que Ricardo Pichel no ejerza su docencia e investigación en el Sistema Universitario de Galicia. Sin embargo, las nuevas tecnologías permiten que la comunidad científica esté permanentemente en contacto.
Tras varios Whatsapps donde la ansiedad, la ilusión y, sobre todo, la curiosidad por ver que era eso que estaba así catalogado -aunque erróneamente, como también erróneamente estaba en BITAGAP-, decidimos vernos al día siguiente en el Archivo Histórico Provincial de Ourense. Él viajaría desde Madrid -aún son lentas las comunicaciones en tren- y yo desde Santiago. En este sentido, agradezco que, a última hora de ese miércoles, el director de mi proyecto, el Dr. José Manuel Díaz de Bustamante, no dudase en darme autorización para visitar el archivo auriense.
Y allí fuimos el jueves 14 de marzo. Fue una jornada maratoniana en la que, no sin alguna anécdota, se nos atendió estupendamente. El tren -este sí rápido- me llevó de Santiago a Ourense a las 8.30, marcando el inicio de una mañana retransmitida vía grupo de Whatsapp -llamado “Cazapergameos”- entre Marina, Ricardo y yo. Fui directo al Archivo, y allí pude contemplar e iniciar el fotografiado del bifolio y la hoja suelta. Mientras no venía Ricardo, aproveché para revisar y fotografiar el resto de la carpeta. Tras su llegada y un primer café, comenzó una jornada que, aunque no deparó más descubrimientos extraordinarios, sirvió para revisar todos los fragmentos de códices y las cubiertas de todos los legajos de Santa Clara de Allariz -entre esas hojas algún pergamino foral apareció, pero ninguna gran sorpresa-. Fue un grato día de archivo en el que saqué más de 2000 fotografías con una tableta electrónica que, al final del día, ya casi no tenía batería. Y, ¡error/horror!, no había metido el cargador. ¡Tengan en cuenta estos detalles! De todos modos, resistió lo suficiente para tener a día de hoy un arsenal de fotografías generales y de detalle. Ya a eso de las 19:30, mientras Ricardo procedía al inicio de la transcripción de los fragmentos con el manuscrito delante, culminé mi visita al archivo consultando el Catastro de Ensenada relativo a mi lugar de origen, San Xoán de Río. Y es que, como digo, la curiosidad no debe limitarnos y es bueno mirar hacia horizontes lejanos aunque ello suponga no obtener rentabilidades inmediatas. Ciertamente, tal vez la única rentabilidad que deberíamos esperar los investigadores es la del conocimiento general transmitido a la sociedad y generaciones futuras... Pero ello es otro tema.
Hoy, gracias al trabajo de Ricardo Pichel iniciado aquellos días, sabemos que esos fragmentos, mal catalogados inicialmente, son testimonios medievales de gran interés que permiten ver la fortaleza de unos ya conocidos vínculos entre Santa Clara de Allariz -en el bifolio se lee a lápiz que sirvió de "Cubierta de un libro de Apeos de los bienes de Sta. Clara de Allariz"- y la monarquía que promovió su fundación. Lo que está claro es que, aunque el fragmento de la Sexta Partida por el que pregunté inicialmente no se ha encontrado -tal vez debería revisarse el material que pudo haber quedado de Ferro Couselo o algún otro lugar del propio AHPOu-, la curiosidad y la necesidad de tirar de los hilos que surgen cuando trabajamos con otras cosas son un magnífico motor para la recuperación de nuestro patrimonio histórico y cultural.
Sigamos indagando, sigamos celebrando lo hallado; pero sin curiosidad, es difícil que la investigación pueda seguir enriqueciendo nuestra sociedad.